Soraya "manostijeras" y la de la mochila azul

Me pasa con la impasible Soraya "manostijeras", como a Pedrito Fernández con la niña de la mochila azul, que me deja gran inquietud. No voy a añadir lo de las bajas calificaciones porque ya terminé en la Nebrija, pero es que es ver aparecer en mi televisor a Soraya, Sorayita, Sorayona (una y trina, con tanto cargo) y me entra un temblor de canillas que ni a la calle quiero salir, vaya, que no me divierto con nada, que ya ni el cafelito del convenio. 

Y es que desde que la de chica la mochila azul (seguro que tiene una, seguro) entró en mi vida, las tarjetas de crédito me miran mal, oigo voces que, con displicencia, me llaman manirrota, gastosa y  localasrebajas, y, lo peor de todo, es que yo no creo haber hecho nada malo para tal mérito.

 Pues no que el otro día JCH me pregunta: ¿Qué te paaaasa, Udaberri, qué te paaaasa? Y voy yo y como poseída del espíritu de un mariachi chillón (versión Pedrito Fernández niño, que tiene más empaque, ¡por Dios, dónde va a parar!) me planto en medio de la cocina y le digo:

─NO MAAAAMES, PINCHE GRANDULON. AHORA SI TE PASASTES WUEY CON ESO DE LOS AJUSTES. MEJOR CHINGA A OTRA, QUE AQUÍ NO HAY FIESTA.

Y claro, el otro pobre, al verme en tal trance de motín y sudor frío, me preparó una tila doble, que yo, obviamente, le sugerí para él porque la serenata que le esperaba era padrísima.

Primero arremetí contra los eufemismos. Y es que no entiendo yo muy bien porqué si toda la vida de Dios a los recortes se les ha llamado recortes, a qué santo nos vienen ahora con que son ajustes, como si de la antigua carta televisiva se tratara….¡POOOOR FAVOR! ¿Pero ajustes de qué? ¿Pero qué más me voy a ajustar, criatura de Dios? Si últimamente ando con las cuentas más ajustaditas que Guardiola en sus trajes, ¡y ya es!, que cualquiera diría que se envasa al vació cada mañana. En fin, paciencia…

Después, me puse brava contra ese no acertar a saber cómo estaban las cosas. Sus señorías de todas las bancadas deben de ser los únicos que viven desajustados y sin saber cómo están las cosas; porque no hay más que darse una vueltecita por cualquier calle de España y comprobarlo.

Eso sí, caminando. Caminando, que es como vienen las buenas ideas, según Nietzsche, y no calentitos en el coche oficial ─entonces solo se les ocurre ajustar el déficit ajustándonos a los que lo sufrimos, pero no lo creamos, porque lo que es ¡crear!, CREAR (con mayúsculas), eso, en este país, sigue siendo como el perro del hortelano que ni crean, ni dejan crear.

Yo no le quito méritos a la sin par Soraya, porque me parece una chica brillantísima (muy, muy lista, ¡¡¡eh!!!, aunque espero que lo sea un poquito más y recomiende a Mariano ralentí que platique y se deje oír algún que otro día) porque como Soroya siga así, personalizándolo todo, ajustándonos lo inajustable, en seis meses ni el Centro Nacional de Quemados va a poder socorrerla.

Bueno, bueno, bueno, y no me digáis que no tiene guasa eso de limitar el uso de los billetes de 500 leuros (ni los del Monopoli me quedan ya). Y es que de nuevo me pasa con estos billetes como a Pedrito Fernández con la de la mochila azul y su pupitre (poco menos que un paraíso fiscal, de puro secretismo). A mí también, de los billetes de 500, de recuerdo me quedan sus colores, dos hojas de un cuaderno (a saber, la cartilla del banco), y ¡ya me gustaría a mí!, ¡ya me gustaría! que pusiese “amor, entre borrones”, pero, desgraciadamente, todalavidadedios, lo único que aparece es mi triste saldo, junto a las comisiones de mi banquero y del banquero de todos: Hacienda.

Y hablando de billetes de 500, alguien me puede explicar cómo es posible que no sospecharan la verdadera situación de las cuentas nacionales, cuando todas esas voces tan autorizadas ya lo advertían, y, sin embargo, sean capaces de calcular al céntimo lo que van a recaudar por el fraude: 8.171 millones de euros. Eso es exactitud, ¡caramba!, si parece un superbote del euro millones. A no ser, claro, que eso sea lo que debe Urdangarín “el malo” y Cristina “la innombrable”.

¡Ay!, Pedrito, si es que lo cantas con más clarividencia que un maya pronosticando el fin del mundo. Porque el viernes por definición era ese día donde a uno le dejaban vestirse “casual” para ir al trabajo, donde uno rezaba para que no le despidieran, aún menos vestido de "casual" (viernes, siempre viernes), o donde yo desbarro tóloquepuedoymás; pero es que ahora, el viernes es el día en que esperamos con inquietud que aparezca la niña de la mochila azul (seguro que tiene una, seguro, junto a sus tropecientas carteras ministeriales) a que nos ajuste las cuentas como si fuéramos más pinches que el peor narco mejicano.

En fin, Soraya, chamaquita de ojitos dgoooormilones, doña, cálmate un poco, que, a este paso, no más, no te va a cantar las mañanitas ni el chavo Rajoy, que hoy tanto te quiere.

Salud, alegría y a cuidarse.

Feliz día de Reyes (Magos) a todos, feliz fin de semana, feliz semana

NOTA:

Desde el 13 de diciembre, día de inicio de la X legislatura:

• 0 propuestas para crear empleo.
• 0 recortes sobre los privilegios de los políticos.

 Seguimos esperando…