Dedicado con gran cariño a la memoria de Salvatore Disalvo y Antonia Azzolini,
y a tanta gente que va perdiendo la esperanza.
¡Mucho ánimo!
¡Qué hartazgo! ¡Qué hartazgo! Empiezo a estar harta de repetirme, tanto, que creo haber llegado al colapso de mi creatividad. De hecho, el otro día, se me apareció en el pensamiento un profesor que tuve en mi época universitaria, allá a finales de los 80, en la facultad de Ciencia Política. Ruiz de Azúa —recuerdo que era su nombre—, con su bigotito aznariano. El caso es que, sin venir a cuento y con voz profética, se coló en mi empanada mental para decirme: «¿Es que ya has olvidaaaado las enseñaaanzas de tus mayooores?».
¡Joer, qué susto! El acongoje fue de tal magnitud, que huí de mí, despavorida, a comer chocolate, a falta de otros vicios que me animasen en el arduo propósito de recordar tan inquietantes enseñanzas (pausa para respirar). Y mira que le pegué un buen tiento al avío de los turrones, pero nada, seguía sin ideas, más sequita que el Gobi, e incapaz de rememorar esas verdades ancestrales que debía haber aprehendido años atrás (¡puede ser?), y que, sin embargo, hoy no evidencian más que mi ausencia de ideas (por muy intelectual que yo me crea).
Eso sí, fue coger el último Ferrero Roché de la caja, y ¡zas!, súbitamente, noté un golpe frío, acompañado de lúgubres voces, que me repetían: «Recuérdalo bien, no debemos ser puritanos de la política, puritanos de la política, puritaaanos, aaanos, aaanos».
¡Atiza! —Me dije—, o sea que era eso. Pues vaya—, sentencié, resignada. El caso es que después de un rato, advertí que, tal vez, aquel colega tenía razón. Nada hay más trivial que mirar el panorama político con ojos puritanos; en verdad, es mejor verlo, por ejemplo, como lo hacía el ex director general de Empleo de la Junta de Andalucía, con coca subvencionada; como lo hacen Matas, Camps, Blanco, el campeón de las gasolineras, o tantos otros convencidos de su bondad magnífica; o como lo hace Urdangarín, el niño de los ojos de su suegra, Sofi la profesional. ¡Qué país!, ¡que paisaje!, ¡qué paisanaje!, que apuntaba Unamuno como tragedia.
Pero vamos a lo que vamos. Porque lo peor que tiene el caer en lo puritano es que una se mira al espejo y hasta se ve antigua. De modo que acabé en la peluquería, a ver si me renovaban la estética, por dentro y por fuera.
Eso sí, como estamos en crisis, llevaba la lección bien ensayada. Fue abrir la puerta de la peluquería y antes de que nadie siquiera me preguntase, ya estaba yo diciendo: «¡¡Vengo a la oferta!! ¡¡No quiero cremas especiales!! ¡¡Solo la oferta!!». Y lo repetía como si aquella gente fuera cualquiera de mis alumnos a los que enseño español. Esto es, vocalizando mucho, silabeando y en un tono dos veces por encima de lo normal. La-o-fer-ta. Léeme los labios: ooo-feeeer-taaa.
Una señorita, con los pelos casi tan críticos como los míos, pero más hidratados e imprecisos, me dijo: «¿Tiene alguna preferencia por alguien?». Y yo, que ya son años sufriendo en mí las frustraciones de las Llongueras de turno, me dije para mis adentros: «Tengo que buscar al gay rápidamente. ¿Dónde está el gay de este sitio?» Porque, reconozcámoslo, cuando un gay te peina siempre te da un punto estético que dóooonde va a parar.
Al fondo vi a un hombre, y sin atender a más razones, añadí, apuntando al muchacho:
—¡¡Aquel!! Aquel chico del fondo, que otras veces me ha dejado muy bien —que hubiera dicho una clienta de toda la vida.
Pero no coló. Cuando la señorita me dijo: «Aquel chico no puede ser porque es el fontanero, que ha venido a una avería», tuve que abandonarme a mi suerte, que no fue otra que una criatura con cara de llamarse Carmenmari (de padre almeriense), aunque de nombre Berta (que es lo de menos, porque podría haberse llamado Carme, pronunciada Karma, y yo le hubiera dado la misma propina ajustada por Soraya).
Y llegamos al primer momento crítico: lavar. Y de nuevo: «Le pongo mascarilla, es que tiene el pelo fatal, fatal. No entiendo qué ha hecho». Y yo, recién insultada, respondo con buen ánimo: «”Hija” —la distancia de seguridad de este término en el inicio de una frase, es digna de un estudio pragmático; de otro, es el uso de “Mira, bonita” — es que yo he venido aquí por la oferta, solo la oferta». (consigo pasar el primer examen).
Segundo momento crítico: el corte. Berta me miró el pelo con ese asco interino con que las peluqueras miran los trasquilones, y me dijo: «Vaya tijeratazos mal da´os. ¡Qué desastre! ¡Qué desastre! ». Vamos, lo normal que dice un peluquero cuando llevas un tiempo sin ponerte en sus manos. Ni respondí. Le expliqué lo que quería e intenté evadirme en el cotilleo de las revistas.
Sin novedad en el mundo rosa. Como decía mi abuela: esto solo sirve para mirar "los santos" (que son las fotos). Pero hubo una noticia, recogida en varias publicaciones, que me llamó especialmente la atención. Me enteré de que la reina se pasa el día llorando, y está triste y pálida como la princesa de Rubén Dario. Hasta aquí, pues qué queréis que os diga. Me dan más pena las lágrimas de la gente en paro y desahuciada (será porque soy puritana), pero lo mejor (¡qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte!), fue saber que Doña Profesional cree en la inocencia de Iñaki, el niño de sus ojos (para mayor cabreo del hijo).
Fue entonces cuando me di cuenta de que, en verdad, soy una puritana de matrícula de honor. Porque ¿cómo la triste Sofia no va a defender la inocencia del yerno? Para esta señora, para todos los citados por mí y por los tribunales, su concepto de lo justo, de lo honesto, o de lo debido obedece a su particular escala de valores, y para ellos cualquiera de sus comportamientos es absolutamente virtuoso y riguroso (fijaos que añado el adverbio esdrújulo para enfatizar). Una visión que choca frontalmente con mi concepto crítico “puritano” del mundo (de nuevo añado varios esdrújulos para reforzar mi discurso).
En fin, amigos, Berta acabó su desastre de oferta. Yo me miré al espejo y me vi así como parecida a un híbrido entre Juanes en sus inicios y el Melendi actual (¿alguien sabe por qué las peluqueras tienen ese afán en plancharnos el pelo?).
Con la cabeza gacha, llegué a casa, me mojé el nuevo corte y lo dejé al aire, para que volviera a su ser tras el fallido trance del cambio de estética (por dentro y por fuera). Y es que hay momentos en los que uno deber ser un gran puritano de la política, más que nada para que no nos tomen tanto el pelo.
Eso sí, intentemos echarle humor a la cosa, y meter la acidez de lo crítico en todos los ángulos del verbo, o comer chocolate —que es mejor, más fácil, libera endorfinas, y ¡qué carallo!, que para pasar hambre siempre hay tiempo.
Con la cabeza gacha, llegué a casa, me mojé el nuevo corte y lo dejé al aire, para que volviera a su ser tras el fallido trance del cambio de estética (por dentro y por fuera). Y es que hay momentos en los que uno deber ser un gran puritano de la política, más que nada para que no nos tomen tanto el pelo.
Eso sí, intentemos echarle humor a la cosa, y meter la acidez de lo crítico en todos los ángulos del verbo, o comer chocolate —que es mejor, más fácil, libera endorfinas, y ¡qué carallo!, que para pasar hambre siempre hay tiempo.
Salud, alegría y a cuidarse.
Feliz semana, feliz fin de semana.
Notas:
- 0 propuestas para crear empleo.
- 0 recortes sobre los privilegios de los políticos y demás clase privilegiada.
Seguimos esperando…
Y un afectuoso saludo para la Asociación de Hispanistas de Túnez, que nos leen.
Udaberri, ¡cómo molas! Pero que sepas que te van dar candela todos los gays sin sentido de la estética, las peluqueras sin planchas, los fontaneros, las Carmenmari y los profesores universitarios con bigotito aznariano del mundo mundial. Porque meterte con chupópteros de la clase política-real no tiene más trascendencia (si olvidamos el anónimo ese tan divertido de "vamos a cerrar este blog"), pero con el pueblo llano... Es que eres mala malísima. Me temo que la mayor tragedia que estamos viviendo es que se nos ha "recortado" el sentido del humor. Esa fue mi primera sensación al regresar a estas tierras tras 9 meses disfrutando de que se cachondearan de mi por el mundo. Enhorabuena por la entrada, tienes un arte especial para pasar de lo serio a lo divertido, de lo profundo a lo casual. Espero ver pronto ese nuevo look capilar.
ResponderEliminarSon los países nórdicos y los EEUU los que han hecho del puritanismo el tótem de los tótenes. Eso, junto con los judíos que leyeron,todos ellos, en las Biblias lo de someter al mundo y a los animalitos, su puritanismo impera hoy en el mundo o al menos en el primer mundo. Que si el trabajo es lo mejor, que si ganar mucho dinero nos da el cielo, que si somos dueños del planeta tendremos enchufe en el cielo. Así nos va. En cuanto a los pelos... llevo diez años con la misma peluquera. De joven cambiaba a menudo de peluquería pero con la madurez me he vuelto "fiel" aunque estoy un poco cabreada porque una laca que le compré a mi peluquera salió estropeada y como era de oferta creo que no me va a dar a cambio una nueva, pero no la cambio, a mi peluquera, porque muchas veces me ha colmado de numerosos regalos ejemplo no cobrarme por pintarme las uñas, regalarme algún producto (es verdad que previamente la fábrica se lo ha regalado a ella antes), regalarme algún bolso, gafas etc, de promoción sin tener porqué. Y lo mejor de todo: es una gran profesional y muy poco chismosa. No la cambio a mi peluquera. Una vez una agente comercial (trabajando con ella) me dijo que las mujeres no cambian nunca ni de peluquero ni de ginecólogo. Que siempre vamos al mismo durante toda la vida nuestra vida
Eliminar¡Pero qué poquitito te conoces a tí misma en todo tu ser intrínseco de tu horganismo humano, Udaberri, jamíapordios!. Si fueses una puritana de matrícula de honor te hubieses cortado el pelo tú misma, derrochadora de vanidades espejiles. Un verdadero puritano levanta el mentón y desdeña todo lo que hacen los demás y que pueda hacerse él mismo o los de su catadura. ¿Culpables?, no, no. Es que no entendemos su duro quehacer en este mundo. Desagradecidos, que somos unos desagradecidos y muy poco comprensivos con sus duras labores.
ResponderEliminarYo también he ido esta semana a la pelu, creía que así cambiaría algo de mi vida, pero he salido como siempre: cabreada, recortándome las puntas en casa y usando gorros durante un mes. La próxima vez me hago un seguro o me vuelvo puritana para cortarme yo el pelo en casa. Además si me hago puritana, podré hacer tartas de manzana o de arándanos como en las pelis. ¡Toma ya!
Beso grande y buen fin de semana puritano (tolrato en casa).
Ostitú. Ahora resulta que soy puritana. Porque desde que me enseñaron a usar las tijeras a los 4 años me corto el pelo cuando el flequillo no me deja ver el camino y si se tercia me lo rapo sin complejos. Y yo que pensaba que era "super-guay" por no caer en la hoguera de las vanidades (y ahorrarme una pasta al año, dicho sea de paso).Victoria A., me dejas muerta.
ResponderEliminar¡Ja!, el flequillo no cuenta, ni el rape total, así sería puritano cualquiera. Qué facil. Y las tartas ¿qué?, ¿haces tartas?, no, pues nada, de puritana nada.
EliminarDefinitivamente me he enganchado a este blog
ResponderEliminarMadre mía lo que se aprende aquí, ahora ya sé lo que soy.
En su tierna infancia uno intenta intenta formar parte de la manada, vamos seguir al macho-macha alfa del que hablábamos el otro día. Luego uno intenta diferenciarse un poquito, y llega a hacerse heavy pero extremo, vamos death metal, lo más. Después se cansa uno de etiquetas e intenta ir por libre, aunque verdaderamente lo que le gustaría a uno es que le tacharan de algo con halo de epopeya, como librepensador, ácrata o incluso raro.
Y hoy, y aquí, me he enterado de que lo que soy es puritano. Yo hago tartas y me meto la máquina
Fede, uno del sur
¡Eso sí!, eso es ser puritano. Lo de las tartas es definitivo, clara seña de identidad. Ahora sí que puedes decir muy alto aquello de "hay que ser muy radical en la juventud para serenarse en la madurez", o algo parecido. ¡Enhorabuena, salao!.
Eliminar¡GRACIAS UDABERRI POR TODO ESTO!.
Fede del sur, cúrrate una receta de tarta muy pero que muy fácil y la posteas, porfa, que si no Victoria A. no me deja ser puritana... Al parecer, treinta años destrozándome el look a base de tijeretazos no es suficiente. Jo. Y que sepas que según la RAE "real o afectadamente profesas con rigor las virtudes públicas o privadas y haces alarde de ello". ¡Ay omá! Udaberri la que has liado...
ResponderEliminarJa,ja,ja,ja,ja,ja,ja... Me muero de risa. Y yo perdiéndome toda esta Wuasa (para que luego digan los puritanos del whatsapp...), pero ya sabéis que desde el viernes que subo la entrada hasta el domingo desconecto de Internet para recuperarme un poco.
ResponderEliminarY cuando entro hoy, ¡vaya lo que me encuentro!: de nuevo con una crisis de identidad mayúscula. Porque si ahora resulta que no soy puritana, entonces qué soy??? Con lo relajada que andaba yo, ahora que ya había encontrado la respuesta al porqué de mis cabreos y desvaríos!!!
A saber, primero Chabeli nos enseñó lo que era ser una mujer normal (y ya veis, ¡¡qué poquitas entramos en esa categoría de ella!!), después me hice Jedi, pero con los ajustes, pues como que no me compensa tanto esfuerzo (además qué gaitas, qué la espada láser pesa mucho y mi espalda cuarentona ya se resiente), y ahora que creo encontrar una verdadera vocación tras las que justificarme... ¡zas!, tampoco. ¡Qué cruces, me mandas señor, qué cruces! (no me digáis que el léxico, al menos, no lo tengo dominadito, eh?)
Pero, lo confieso puritanamente: voy a la peluquería y las tartas... pues ni las de Royal hago, vaya, como para hacerlas de arándanos. Por cierto, cuenta haber visto cine de barrio???
Oye, Fede, digo lo de Lola (ja,ja,ja,ja) que la pobre lleva 30 años haciendo méritos pero ya has visto... no llega, no llega al nivel requerido, postéate una receta si tienes un par, como apostillaría el macho-macho alfa (algún día tenemos que hablar de ello, que da para mucho).
En fin... eso sí, una cosa os aseguro: estos dos días que he vivido convencida de mi puritanismo, me he sentido en rigor y virtud como una mezcla de Santa Gema Galgani y Madame Récamier, ¿alguien da más?
UN INCISO EN LA FIESTA: me comentan por e-mail que ahora es más lioso poner comentarios con este nuevo sistema de "respuesta" o nuevo comentario que tiene blogspot (a mí también me ha sorprendido, la verdad).
ResponderEliminarPara los que quieran "añadir un nuevo comentario" no tienen más que hacerlo en el cuadro de comentarios e identificarse con alguna de las opciones que aparece allí (anónimo, Live journal, wordpress, etc..).
Si embargo, si deseáis responder a algún comentario concreto, tenéis que pinchar en "responder" y entonces se redibujará un nuevo cuadro donde escribir vuestra respuesta a ese comentario. El resto del proceso (identificación y publicación) es similar.
Besos mil, buena semana a todos.
Gracias Udaberri por decirme como se hace lo de los comentarios. Es que yo con las nuevas tecnologías soy una vieja
ResponderEliminarVeo con regocijo que habéis escogido la parte lúdica de enero, eso está bien, estamos deseando reírnos, si no hay motivos nos los inventaremos.
ResponderEliminarPor cierto, me gustó mucho el vídeo que alguien puso en los comentarios, es un grupo francés, canta una chica. Muy bueno.
Gracias a toda la panda.
Luisa
Tienes toda la razón Udaberri, la perspectiva de la cosas varia mucho dependiendo si estás dentro o fuera. Si estas fuera, te puede dar una ataque al corazón y pasará rato hasta que alguien se pare a atenderte, las limosnas cada vez escasean más, los buenos días y ceder el paso, son solo un recuerdo. Pero si has traspasado el umbral y ya estás dentro, en el momento en que te sientas en el sillón de la peluquería, tu vida se compensa. Todo son atenciones, incluso hay servicios que ni imaginabas que existieran que te aplicarán sin que tu lo pidas. Todo un mundo a tu disposición.
ResponderEliminarEl problema es que nada es gratis.
Al final lo que hace que la perspectiva varíe es esa cosa que cuando uno la toca tiene que lavarse las manos.
Un saludo a la mesa camilla.
Por cierto, hablaba del dinero.
Calentando motores
ResponderEliminarHoy es viernes, ¿de qué hablamos hoy?
Ahí voy, ahí voy.
ResponderEliminarPor cierto, mirad lo que acabo de leer en El País:
http://smoda.elpais.com/articulos/lo-peor-que-le-puedes-llamar-a-algunos-jovenes-londinenses-es-moderno/758
Pero, ¡qué modernos somos
en este blog!, ¡qué modernos!