Malos tiempos para el criterio

Para quejarse, para hacer oposición, para decidir un veredicto hay que tener opinión, pero sobre todo es necesario tener criterio. ¡Mucho criterio! De todo ello me he dado cuenta esta semana.

Primero me entero de que la Iglesia ha enmendado la plana a Soraya manostijeras, como todavía no lo ha hecho el dedo apuntador de Rubalcaba, tieso como si fuera todo ello de Falange (perdón, quise decir de falange), o el discurso en permanente estribillo de Maricarmen (la Karma de Almería y no la de Merime), con tantos eslóganes, “compañeros” con tanta cuña socialdemócrata.

Y es que ha tenido que venir Monseñor Blázquez a decirle a la supermegaextrapower Soraya lorrecortotodo, que no es de buen gusto cristiano ir a dar el discurso de la Semana Santa de Valladolid, habiéndose casado por lo civil (con la boca abierta me he quedado).

Reflexionemos, hermanos: no es que el arzobispo Blázquez dude de la capacidad de la vicepresidenta para dar el pregón —esto solo sería opinión—; más bien —esto, nos guste o no, es criterio—es que piensa que ser pregonera en Semana Santa y casarse por lo civil es algo así como estrellarse de bruces con la iglesia mientras uno busca el palacio de Dulcinea.

—Con la Iglesia hemos dado, Sancho —que dijo don Quijote a su escudero en tal trance.

Dicen los allegados, que la doña anda disgustada porque ya se había comprado la mantilla y ahora está intentando que le devuelvan el dinero, aunque con poco éxito. El comerciante en cuestión, con gran criterio y solidaridad hacia su gremio, le ha advertido: «Bueno, vale, usted me da la mantilla y yo le devuelvo el dinero, pero dentro de 180 días, que es como nos pagan las administraciones públicas a los demás». Y claro, la todopoderosa Soroya ha tenido que tragarse su propio jarabe.

En fin, que nunca imaginé que la primera en la frente se la había de dar el curra de su pueblo, en lugar de alguno de los litigantes de la oposición, tan ocupados en su interinidad de partido. Pero, ya se sabe, donde hay criterio… no manda opinión (o sí, qué tontería más grande acabo de decir).

De hecho, hace unos años, viví en mí una de las más grotescas quejas que alguien pueda imaginar. Yo era la directora de Marketing de una gran promotora de viviendas y tenía en mi equipo al hijo del presidente de la compañía, que, como el padre, era gran admirador de Hugo Chávez, Fidel y el Ché (hay gente pa tó, que dijo el torero Guerrita del filósofo Ortega).

Un día sin venir a cuento, el hijo hizo uso del procedimiento de quejas que su padre había diseñado y le puso “una nota de no conformidad” (así se llamaba este documento) alegando la ilicitud de que yo fuera su jefa, siendo él hijo del presidente y accionista de la compañía.

Hasta aquí, pues bueno, una anécdota más si no fuera porque yo era el jefe inmediato de la criatura y, según constaba en el manual de normas y procedimientos de la compañía (¡para sí lo hubiera querido el PCUS!), yo tenía que firmar la queja y expresar mi veredicto en este conflicto tan carente de criterio.

De hecho, si yo hubiera sido entonces una persona con criterio le hubiese dicho «Anda y vete al carajo, tontoelculo, que me tienes harta de tanto rollo freudiano, tanto Ché y tanto triski» (lo único que comía el coleguita en sus ratos de oficina); pero como en mi haber no había más nómina que la opinión, me abstuve de la causa como si fuera un Juez del Supremo y allí les dejé discutiendo a los dos lumbreras en el despacho presidencial, una mañana de meses antes de la debacle inmobiliaria (si es que se veía venir).

Por último, para rematar la entrada, quiero añadir otro ejemplo de criterio. Fue el miércoles a media tarde, unas horas antes del Barça-Madrid. Ocurre que JCH tiene un jefe que siempre dice lo mismo ante las finales del Madrid: «Si gana, mañana no venimos». Y en previsión del día libre, quiso JCH recordárselo a la salida del trabajo, pero aquel, con el semblante de Mou esperando al árbitro en el aparcamiento de Camp Nou, le miró a los ojos y le espetó: «¿Acaso te hago yo algún comentario cuando el Atleti pierde?»

Y es que cuando hay criterio, sobran las palabras. Tal vez por eso, parece tan fácil tener criterio. Pero no debemos engañarnos: lo normal es ser un sin-sustancia come-triskis, que es menos fatigoso, no hay que pensar y te desayunas menos marrones. Así que casi que mejor vamos a dejarlo aquí y vamos a vivir la vida en el teatro de los 140 caracteres del tuiter, por ejemplo.

Y si no me creen, pregunten, pregunten al jurado popular que ha absuelto a Camps y su troupe. ¡Ojo!, no es una broma, no, Camps y su troupe han sido absueltos.

¡Hagamos un Ommmmmmm!, que corren malos tiempos para el criterio.

Colofón para una semana siniestra 

(ya somos 5.273.600  parados. Todos lo somos).

No quiero dejaros con mal sabor, que hoy es viernes y todos nos merecemos acabar la semana con mejores sensaciones. Os invito a que levantéis el ánimo con el vídeo de estos chicos. Me gustó verlos en Redes hablando de las emociones. 

Y si te atreves o te dejan, sube el volumen y baila, yo lo estoy haciendo.

 

Feliz semana, feliz fin de semana.

Salud alegría y a cuidarse.

Nota:

Han pasado 46 días desde el 13 de diciembre, día de inicio de la X legislatura:

·                     0 propuestas para crear empleo.

·                     0 recortes sobre los privilegios de los políticos y demás clase privilegiada.

 Seguimos esperando…