Cada año, la mariposa Monarca viaja desde el sur de Canadá y norte de los Estados Unidos hasta los bosques de oyamel de los estados mejicanos de Michoacán y México, donde se encuentran los mayores santuarios de estos bellos lepidópteros*.
Es un viaje titánico, llevado a cabo por los elegidos de una especie cuyo ciclo de vida no supera las cinco semanas; sin embargo, según va entrando el frío en su hábitat, la naturaleza revive una epopeya inexplicable. Hacia el final del verano, de entre la normalidad de esta especie de simples polillas de colores, resurge una nueva generación de fortaleza excepcional.
En los últimos días del estío, nace una generación migratoria, conocida como generación Matusalén. Estas nuevas mariposas, a diferencia de las Monarcas convencionales, viven llamadas a realizar un milagro de adviento para el que todavía no se ha hallado explicación científica: habrán de sobrevivir hasta alcanzar la meta de un viaje de más de siete meses, entre la ida y el retorno.
Las alas de estas admiradas Monarca se convierten entonces en uno de los más bellos símbolos de la naturaleza, al portar sobre sí, la responsabilidad de la existencia de su especie, que aseguran en sus santuarios meridionales: hibernando, alimentándose, apareándose y, de nuevo, regresando a casa, cuando el calor vuelve al hemisferio norte.
Como las mariposas Monarca, al concluir el año, también el hombre parece volver al santuario de sí mismo, y allí colma su existencia de buenos propósitos y de grandes sueños.
Cuando las mariposas Monarca vive su plenitud en tierras meridionales, también el hombre parece alcanzar el cénit de su magnanimidad y se propone destinos titánicos que, unas veces, con fuerza en las alas, alcanza, pero las más, abatido en su normalidad, abandona en el curso de los días hasta el nuevo ciclo de un nuevo año. Y así, uno tras otro...
Hay un poema** que W. B. Yeats dedica a su amada, Moed Gonne, rica heredera. Yeats, convencido de que nunca alcanzará la fortuna que su amada le requiere, escribe unos versos para ella, en los que le dice que si tuviera todas las telas del cielo, las extendería bajo sus pies para que ella pisara, pero él, poeta, pobre, lo único que tiene son sus sueños, y le advierte: «He puesto mis sueños a tus pies; pisa suave, porque pisas mis sueños».
Cada Navidad os deseo lo mejor para vosotros y vuestra gente, pero este año, que ya se anuncia obstinadamente duro, os deseo fuerza y convicción en las alas, para que, como la mariposa Monarca, podáis alcanzar los más esforzados destinos; pero también deseo que nuestras pisadas sean cuidadosas, como rogaba el poeta, para que no pisemos los sueños de nadie y, sobre todo, para que nadie pise nuestros sueños.
Feliz Navidad, Feliz 2012.
*Otras rutas las llevan hasta Cuba o California.
** del poema He wishes for the cloths of heaven. (en Poesía reunida. Ed. Pretextos).
Si tuviera las telas doradas del cielo,
recamadas de luz de plata y oro,
la tela azul, la pálida y la oscura
de la noche, la luz y la penumbra,
yo pondrías las telas a tus pies;
mas, como soy pobre, sólo tengo mis sueños.
He puesto mis sueños a tus pies;
pisa suave, porque pisas mis sueños.
Desde luego Udaberri, muy culta eres, y, tienes muchas inquietudes y eso me gusta. Para el año que viene no pido nada. No pido adelgazar aunque quisiera, no pido dinero, aunque quisiera. Quizás, si me acuerdo, pediré algo para mis hijos o al menos, algo para el mayor, un empleo. Sí. Voy a pedir un empleo para mi hijo mayor, pero, eso creo que se hace después de comer las uvas y al brindar con el cava o champán. Os deseo a todos los que escriben en el blog y a tí especialmente Udaberri: una Feliz Nochebuena y una Feliz Navidad. Para el año 2012 os deseo: paz, amor y dinero. Gracias por ser como sóis. Besazo.
ResponderEliminarOs deseo a todos que se cumplan vuestros deseos
ResponderEliminarGracias por tu nueva entrada
Luisa
Pues el W.B.Yeats ese, a pesar de su premio Nobel, se merece que le bailen claqué sobre los cataplines. ¡Pero cómo se le ocurre poner sus sueños a los pies de alguien! Mal, muy mal. Primero porque los sueños no pueden estar al nivel del suelo. Nunca. Es un sinsentido. La altura mínima recomendable para un soñador de estatura media son los dos metros: dos palmos más arriba de donde acaba el horizonte empieza el reino de los sueños.
ResponderEliminarY segundo porque una persona con sueños ajenos entre las manos es como mi padre con una sartén entre las suyas: no sabe qué hacer con ella.
Ya ves Udaberri que el espíritu navideño no me ha alcanzado, pero sí tus buenas intenciones y deseos. Así que feliz 2012 para ti y tu familia (la del Registro Civil y la del Refugio del oso). Salud y relativismo.
A todos, los que escriben aquí y los que me escriben al correo electrónico; los que siempre estáis y os dejáis ver o los que estáis en silencio; de nuevo, Felices Fiestas a todos.
ResponderEliminarSilvestre, gracias a ti, por ser como eres y por compartir tus deseos (los posibles y los más complicados). Yo estoy contigo en eso de que adelgazar o tener mucha pasta entra en el orden de lo improbable, pero, bueno, se hace lo que se puede, que ya es. A tu hijo, toda la suerte del mundo. Seguro que la tendrá.
A Luisa, mil gracias, siempre, en mi nombre y en el de la familia del refugio, como dice Lola, por tus buenos deseos para todos.
Y a Lola, ¡qué puedo decirte! (ja, ja,ja,ja,ja,) ¡caramba!, que el pobre poeta bebía los vientos por la doña, pero ella tenía otros intereses. Que una de las consecuencias del lirismo es la levitación, y si además sublimas a la persona amada (a quien siempre suponemos grácil), pues tienes el cóctel molotov perfecto, más aún cuando además la amada/el amado pisa con katiuskas, que debía de ser el caso.
Pero, en verdad, tienes razón respecto a la altura mínima dónde debemos colocar nuestros sueños, porque de hacerlo a los pies del personal de “a pie”, lo más probable es que nos los pisen creyendo que son callos, en lugar de anhelos; el problema también es que, desgraciadamente, muchas veces nuestra generosidad o nuestras ilusiones hacen que alfombremos con nuestros sueños el camino de otros, en lugar del nuestro.
Ahí te doy toda la razón y le enmiendo la plana a Yeats, y me envaino la pluma y hasta los sueños.
No obstante, mi deseo aquí no es la torpeza de que pongamos los sueños a los pies del personal sino la inteligencia de no pisar a nadie, y la suerte de que nadie nos pise el sueño o el juanete.
Y lo del espíritu navideño, no lo digas muy alto, que esto no ha hecho más que empezar.
Felices fiestas para ti, muchos viajes para tus pies, y, cómo no, salud, alegría y a cuidarse.
Besos y buena semana,
Gracias por esta original felicitación navideña.
ResponderEliminarAl final el verdadero espíritu navideño es el de mister Scrunch, a JB no le gusta la poesía, a Lola, W.B.Yeats le parece un cursi, toda la prensa babea con el discurso del borbón, madre mía, donde ha quedado esa navidad de Norit.
No, si la culpa la tenemos los románticos, que vamos con nuestro pastelito de chocolante para nuestra amada y luego nos lo pisotea porque engorda o porque es de chocolate negro.
La navidad ya no es lo que era.
Miguel Leiva
Zorionak
Este año se le notaba al Rey que tenía ganas de hablar y de que le escucharan. ¿Os fijastéis que no hacía más que moverse? Que si la chaqueta, que si las manos. Quería explicarse
ResponderEliminarYo creo, Silvestre, que el que se quería explicar era el equipo asesor, es decir los que escriben los discursos, los invitan a cenar a la prensa para que babén con cada carantoña del de la sangre azul, los que presionan y chantajean a los que no quieren ir a cenar, los que cierran las calles para que cenen los sencillos, los que ordenan llevarse los coches bien aparcados porque salen los borbones de compras, los que censuran libros y callan bocas. Esos son los que se querían explicar. Él, pobrecito, con su capacidad, fruto de la mezcla de sangre tan homogénea, bastante hace con salir ahí y leer el papel del tirón en menos de 30 intentos.
ResponderEliminarYa lo decía yo, la Navidad de mister Scrunch
Miguel Leiva
Por cierto, en babén me falta una e, es que tengo pinchado el teclado, los asesores llegan a todas partes.
ResponderEliminarMiguel Leiva
Hay algunos que estamos en silencio, pero no dejamos de observa, de esperar, de anhelar que lleguen nuevos vientos que disipen las dudas, que nos permitan volver a creer y nos den fuerza para salir de nuestras cuevas...
ResponderEliminarGracias por tus letras. Me dan ánimo.
Te deseo lo mejor.
Gracias a ti, por dejarte oír.
ResponderEliminarEn esta nueva etapa, decidí escribir una nueva entrada cada viernes; texto que inicio pero que nunca acabo, sino que vive abierto para que vosotros lo redondeéis. Lo mejoréis con vuestros comentarios, como siempre ocurre.
No imaginas la gran presión que muchas veces siento sobre mí al ver el número de visitantes que entran en este refugio. Tanta presión, que suelo preguntarme por qué demonios me complico la vida de este modo con el poco tiempo que tengo. Pero ya ves...
Por eso agradezco tanto vuestras palabras de ánimo y de agradecimiento, y aunque normalmente la inmensísima mayoría guarda silencio, yo veo que sigue ahí, semana tras semana, entonces siento ese mismo ánimo que tú me comentas para pensar que podemos volver a creer, para creer que llegarán nuevos vientos bonancibles que han de traer esos cambios que tanto anhelamos.
Gracias a ti, gracias a todos,
Feliz año a todos. Yo también te sigo en silencio y me gusta mucho lo que escribes,
ResponderEliminarMucha suerte en el 2012.
VS