Ayer por la tarde, a la hora de la siesta, andaba yo muy desprevenida en el sofá, ya casi en fase REM, cuando de repente mi amiga SRD me llama por teléfono y me espeta:
—Pero ¿qué te ha pasado con Dragó?
—¿ A mí? —le respondí con la ingenuidad de no saber muy bien por dónde venía el aire.
—Sí, guapa, a ti, que últimamente, en cuanto tienes oportunidad le pones a caer del burro —me dijo entre risas.
El caso es que cuando colgué me di cuenta de que, de algún modo, tenía razón, y eso que yo no soy mujer acostumbrada a tirar de la manta sino todo lo contrario, pero todo sería más fácil si en lugar de Dragó, ese otrora intelectual a quien en el fondo estimo, fuese, por ejemplo, Jorge Valdano el que se empeñase en comportarse como un PERFECTO IDIOTA. Para mí sería más fácil porque siempre es más fácil criticar al desconocido.
Yo prefería que fuese Muñoz Molina, por ejemplo, quien nos relatase las pruebas de la Viagra con su señora Elvira Lindo. Y no por morbo, ¡eh!, sino porque siempre se habla con más libertad de los que no han merendado con uno. La conciencia se siente más ligera de pecado cuando uno pone a caer del burro, que dijo SRD, a quien nunca estimó.
Pero es que a Dragó se le ha ido la cabeza. Y lo peor es que se le ha ido por el camino más vulgar, el de la pasta. Se ha vendido. Aún más, a su edad se ha hipotecado de favores. Por mucho que presuma de lo contrario. Tal vez por eso el otrora intelectual tiene ahora que competir en número de polvos al por mayor con Pipi Estrada para que se le haga algo de caso.
!Ay, qué guasa! A su edad y con un triple by-pass, quién se lo iba a decir, haber pasado de la crema de la intelectualidad al puré de tomate de la Esteban. Bueno, en verdad nadie le dirá que se ha convertido en un perfecto idiota que ha caído en la misma desgracia de todos aquellos a quienes tanto criticaba. En un bobo completo que se ha rodeado de adulares de fondo corto y ya no es capaz de distinguir la realidad de su ficción de ácrata del PP. Es una pena. Y si alguien quiere decirle algo fuera de las cámaras, tiene tal guardia pretoriana, que ni siquiera es posible poner un comentario en su página sin que el administrador lo apruebe previamente. Por favor...
En fin, mucho lo siento, de verdad, mucho, mucho lo siento, pero está bien que corra aire, aún más en el mundo de la literatura donde siempre anda un poco estancado, tanto, que desde hace tiempo a mí me ha dado por la Formula 1. ¡Con lo pedante que yo era!
Eso sí, lo único que espero es que en su próxima caída de caballo, que llegará, no intente de nuevo adoctrinarnos.
Nota: SG dice que tengo tanta mala leche que cada día me parezco más a Umbral.
*todo mi respeto (y más) a los señores y señoras citados como ejemplo.
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