Ayer perdimos porque somos del Atleti. No hay otra explicación.
Jugamos bien, pero la causa se alió con el Sevilla. Porque el Atleti consta de todos sus hechos y estos son tan causales como inexplicables.
Somos como somos, ¡un hecho irredimible!, ¡no hay quien pueda!
Somos del Atleti porque no somos un club Real sino existencial. Tanto, que nos hacemos permanentemente preguntas que elevamos a categoría universal de nuestro santo y seña: ¿Por qué demonios somos del Atleti?
Y somos del Atleti porque somos castizamente generosos y manirrotos de triunfos, pero no olvidamos que somos república, siempre ha sido así, aunque los Gil se empeñen en lo contrario. ¡Como íbamos a ganar una copa que nada tiene que ver con nosotros! La disputamos, claro, y llegamos a la final, ¡paseíllo de campeones!, pero nada más. La identidad es la identidad, y obliga.
Y somos, porque el Atleti nos da el ser y las circunstancias. Sufrimos y vivimos con parigual intensidad, siempre in extremis, la victoria y la derrota. Pero nunca, nunca, nunca, hablamos de decepción. ¡Jamás!
En fin, por todo eso, y mucho más que no cabría en un Tractatus logico-philosophicus, aún menos en una serie interminable de volúmenes a la manera del Imitatio Christi, somos del Atleti.
¡Y de qué manera!
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Yo realmente no sé porque somos del Atleti, he intentado dejarlo muchas veces, me gusta el futbol y tengo que reconocer que el Atleti se tira largas temporadas haciendo un futbol horroroso.
ResponderEliminarLa etapa de Gil ha sido nefasta.
Tampoco el Atleti representa una ciudad y ni muchos menos una nación, como ocurre con otros clubes.
No lo sé, ¿por qué del Atleti si toda mi familia es del "Madri"
Muchas veces me aburre tanto su juego, me deprime esa actitud de perdedores, de sufridores.
Dejo se seguir los partidos, los resultados, de hablar de futbol en el trabajo.
Sin embargo, de vez en cuando surge el chispazo. Es inexplicable. Se produce una conjura, en este caso no de necios, sino de personas que quieren, querer ese el verbo, entrenador y jugadores quieren ganar. Puede que no sean los que más talento tienen, seguro que no, pero quieren ganar, ganar, y contagian a miles de personas que de vez en cuando se olvidan de su triste vida y quieren ganar.
A lo mejor perdemos, pero tuvimos una fe ciega en la victoria. No importa si no lo conseguimos, pero nos sentimos vivos, luchamos y peleamos por conseguirlo, y disfrutamos el momento y ese señor con una bufanda de rayas es nuestro amigo del alma aunque no lo conozcamos de nada.
A veces querer es más importante que conseguirlo.
Nosotros somos así.
Gracias Udaberri, una vez más.
Miguel Leiva.
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