Soy rojiblanca y ayer tenía el corazón
dividido. Como hoy. Soy del Atlético (o del atleti, o del aleti) por vocación y del Athletic por devoción. Por eso ayer viví la cara y la cruz en un
mismo partido.
Hasta que Falcao miró al cielo.
En noticias Yahoo Chile |
Le doy la enhorabuena a todos los
atléticos; a los jugadores, ¡qué grandes!; a Falcao, más iluminado que nunca; al equipo entero, más impenetrable y consolidado que nunca; al cuerpo técnico, a los que ya no están
pero contribuyeron, y a los que ayer nos llevaron hasta la victoria de Bucarest:
al Cholo, y, sobre todo, a Germán.
En as.com |
¡Qué buen trabajo, viejo! ¡Enhorabuena!
Hoy mi medio corazón se consuela, como la mayoría de los seguidores del Athletic, pensando en el día 25. Cuando en ausencia del tigre, rujan los leones.
El Calderón será más rojiblanco que nunca, seguro.
¡Aúpa Athletic! ¡Enhorabuena Atleti! ¡Campeones!
!Aupa Athletic! ¡Aupa Atleti!
ResponderEliminarEsto del fútbol es inexplicable, tiene las dos caras de la moneda, la parte fea, la cara del borbón, corresponde con lo absurdo de "22 tíos corriendo detrás de una pelota", las broncas, los insultos. Y la cara bonita, si no eres aficionado al fútbol, si nos vas nunca al campo, posiblemente no la conozcan nunca. Es ese sentimiento de hermandad, de compañerismo. Ese orgullo, alegría, tristeza, euforia, pena, y todo ello compartido con gente que no se conoce de nada y que en esos momentos lo darían todo los unos por los otros.
ResponderEliminarInexplicable.
El vídeo que has puesto, Udaberri, el del Athletic, lo define perfectamente.
A lo mejor una solución para arreglar este mundo, para que miremos al de al lado con un poco de simpatía, es un partido de fútbol, entre el planeta Tierra y el planeta Saturno, se me ocurre.
Decía Bielsa: En fútbol, la realidad siempre se encarga de desubicarnos. Sabio Bielsa, muy sabio, el loco.
ResponderEliminarOjalá fuera tan fácil arreglar este mundo con un partido intergaláctico (de hecho, algunos se piensan que ya están y viven a ese nivel). Yo firmaba ahora mismo si fuera posible.
Desgraciadamente, mucho me temo que los auténticos sentimientos del fútbol son los que se viven en los patios del colegio, así lo siento cuando veo los ojos vivos de mi sobrino emocionado narrándome el último de san Radamel Falcao (que al año que viene lucirá otra camiseta si no se llega a la Champion, y si no, también).
A partir del colegio, la vida comienza a complicarse y para muchos el fútbol es ese bello subterfugio donde evadirse de la realidad (porque la mayoría de las veces los partidos son aburridísimos); yo creo que la gente acude a los estadios (como podía acudir a un concierto, a una exposición, o a un evento (?), etc.) con el deseo místico de la sorpresa y de la victoria. Así lo escribí en las memorias del Mono Burgos. Lo que ocurre es que la catarsis colectiva que se produce en un estadio de fútbol alcanza una intensidad emocional que pocas veces se da en la vida sencilla de un señor de a pie.
Y cuando eso se produce, uauhhhh!!!!, es recomendable vivirlo al menos una vez en la vida (entre mi lista de cosas que quiero hacer antes de morir, está ir a la Bombonera de Boca).
Buen fin de semana,
¡Enhorabuena Udaberri! Además ganásteis sin sufrir. De pequeña, el equipo que me gustaba era la Selección de Brasil (nací en Río de Janeiro). Cuando tenía a mis hijos en edad escolar, como los dos eran del Real Madrid, pues yo también. Cuando ganó España el Mundial de fútbol ya llevaba yo muchos años siendo de la Roja. Ahora, como mi hijo pequeño es del Barça y mi hijo mayor sigue siendo del Real Madrid pues tengo el corazón dividido entre esos dos pero inclinándome más por los blancos. Pero, cuando, en una competición internacional, gana un equipo español, pues soy de ese equipo. Dirás, tú vas con los ganadores... no siempre, es que me he hecho española.
ResponderEliminarGrande el Atletico! Me acordé mucho de ti , sobre todo mirando al banquillo... No dudaba a qué dedicarías el post esta semana.
ResponderEliminar